No es magia, es neurociencia: El impacto real del vínculo con tu mamá.

 

Todos conocemos esa sensación: un mal día, un golpe en la rodilla, una angustia de adultos... y un abrazo de mamá parece poner todo en su lugar. Sentimos que nos "reinicia". ¿Pero es solo un sentimiento?

La ciencia tiene una respuesta fascinante: no es magia, es biología en acción.

Cuando mamá nos abraza o nos habla con cariño, nuestro cerebro libera Oxitocina, la famosa "hormona del amor". No es un apodo poético; esta sustancia reduce el miedo, aumenta la confianza y fortalece los vínculos a nivel químico. Es, literalmente, el pegamento de nuestra conexión.

Al mismo tiempo, su presencia y afecto (especialmente en la infancia) ayudan a regular nuestros niveles de Cortisol, la hormona del estrés. Una madre calma y presente actúa como un ancla para nuestro sistema nervioso, enseñándole a nuestro cuerpo a gestionar la ansiedad.

Así que la próxima vez que sientas esa calma inexplicable tras hablar con tu mamá, recordá que no estás imaginando cosas. Es el superpoder más antiguo del mundo, validado por la ciencia: el poder de construirnos, cuidarnos y definirnos, abrazo a abrazo.

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